Norma Técnica para el Año Escolar 2026 (RM N.° 501-2025-MINEDU)

 

Las Instituciones Educativas deben organizar el año escolar 2026 para que, con autonomía y según la política educativa, los estudiantes aprendan bien, sientan bienestar y seguridad, respetando la diversidad y asegurando que todos terminen sus estudios a tiempo, según las necesidades de cada comunidad.

🎯 ¿Qué busca la gestión del año escolar 2026?

👉 Que los estudiantes aprendan cosas útiles para su vida, en la escuela y fuera de ella.

🧠 Prioridades para lograrlo:

Bienestar socioemocional

El bienestar socioemocional se refiere al estado de la persona, que se expresa en el equilibrio emocional, la sana convivencia, la capacidad para enfrentar diversos retos (ya sean físicos, personales, académicos u otros), y la contribución al bienestar colectivo. 

El bienestar socioemocional toma en cuenta aspectos cognitivos, emocionales, físicos y espirituales. 

La promoción del bienestar socioemocional influye en la mejora de los aprendizajes, ya que es un proceso inseparable del desarrollo cognitivo. Asimismo, reduce conductas de riesgo, desarrolla habilidades socioemocionales, mentalidad de crecimiento, promueve una convivencia sín violencia, entre otros aspectos.

Los estudiantes aprenden mejor cuando se sienten bien, seguros y valorados. Por eso, las escuelas deben crear espacios seguros, afectivos y acogedores, donde puedan:

   🌟Expresar sus ideas y emociones.

   🌟Convivir sin violencia.

   🌟Desarrollar habilidades como la empatía, la autorregulación y la perseverancia.

Toda la comunidad educativa (docentes, familias, personal) debe cuidar este bienestar.

Educación inclusiva, intercultural y equitativa

Todas y todos deben tener las mismas oportunidades para aprender, sin importar sus diferencias. La escuela debe adaptarse a las necesidades de cada estudiante, valorar su cultura y eliminar barreras.

La educación inclusiva es un derecho de todas las personas que conlleva transformar las escuelas para que sean espacios que atiendan, acojan y valoren la diversidad de la población estudiantil; por ello, se requiere de una búsqueda e implementación de acciones que respondan a la diversidad y a promover la convivencia. Involucra también reconocer que cada individuo necesita apoyos educativos para avanzar en el desarrollo de sus competencias y alcanzar su máximo potencial. 

Por su parte, la educación intercultural reconoce la diversidad cultural y lingüística, que contribuye al fortalecimiento de las identidades de los estudiantes. Esto tiene un impacto en su autoestima, en su sentida de pertenencia y en su disposición a participar activamente en el proceso educativo. 

La equidad, en tanto, significa que todos los estudiantes tengan la oportunidad de aprender, sín ningún tipo de discriminación, marginación o exclusión, garantizando el pleno ejercicio de los derechos individuales y colectivos en condiciones justas. 

Cada estudiante es único y tiene derecho a aprender sin barreras. Por eso, las escuelas deben:

   🌟Valorar la diversidad cultural, lingüística y personal.

   🌟Ofrecer apoyos según las necesidades de cada estudiante.

   🌟Promover el respeto, la convivencia democrática y la igualdad de oportunidades.

Así se construye una sociedad más justa, donde todos puedan aprender y participar plenamente.

El aprendizaje significativo no se trata solo de aprobar exámenes, sino de desarrollar habilidades que sirvan en la vida real: pensar, convivir, resolver problemas, tomar decisiones éticas.

Diversas evidencias, incluyendo los hallazgos de la Evaluación Nacional de Logros de Aprendizaje (ENLA) 2023 y 2024, así como estudios internacionales promovidos por UNESCO-LLECE, confirman que el desarrollo de habilidades socioemocionales —como la autorregulación, la empatía y la perseverancia— no solo mejora la disposición para aprender, síno que también fortalece la convivencia escolar y favorece el logro académico, especialmente en contextos de vulnerabilidad. 

Junto con el bienestar socioemocional, se impulsa una educación inclusiva, intercultural y equitativa que reconoce y valora la diversidad de los estudiantes, eliminando barreras para el aprendizaje, considerando la provisión de apoyos, según lo requieran y la participación social.

La presente norma técnica reafirma que los aprendizajes constituyen el eje central de la acción educativa, entendidos no sólo como resultados evaluables, sino como procesos integrales que articulan el desarrollo cognitivo, emocional, social y ético de los estudiantes.